12 dic 2011

CIUDADANO URDANGARÍN

La causa de la República Corsaria aún no está perdida, el ciudadano Urdangarín ha venido a mostrarnos el camino: es necesario infiltrar nuevos elementos que saquen a la luz la avidez y codicia de las monarquías, de la aristocracia (esa lacra ancestral y carpetovetónica impropia de una sociedad en el siglo 21) y de sus aliados en el expolio (la iglesia, la banca, ejército y policías, políticos de partidos burgueses, medios de ¿información?).

Muchos son los enemigos de un corsario, de quien busque libertad, de aquellos que pretendan pensar por sí mismos. Ímprobos y arduos trabajos acometerán quienes aspiren a vivir según su propio criterio y parecer. La masa no perdona y el estigma social será para el que siga su camino el regalo de sus conciudadanos.

No es vano el esfuerzo hecho por el ciudadano Urdangarín, su labor tendrá recompensa y, aunque pensemos  que simplemente se ha dedicado a embolsarse el dinero a espuertas gracias a sus relaciones y posición, esa puerta que ha entreabierto y por la que asoman la casquería de los sucios negocios monárquicos, ocultados tanto por los partidos gobernantes como por los periodistas militarizados y emborrachados con el dinero de la corona de Castilla (expoliado a sus súbditos sin más miramientos), será resquicio suficiente para que las brigadas de limpieza cívica y ética arrojen a su interior el azufre de la Rex Pública desinfectante y así diluir la impostura de pureza y democracia que se interpreta en el Palacio de las Letrinas.



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